Mi trabajo como cantante profesional casi siempre ha estado ligado a grupos y orquestas de los denominados “de baile”, salas de fiestas, hoteles, cabarets, verbenas… lo cual presupone centrarte en un repertorio básicamente comercial dirigido a un amplio espectro de público, interpretas canciones, haces gansadas… y se da el caso y es muy probable que la mayoría de las canciones que interpretas no sean precisamente las que te gustaría cantar, a mi me pasaba.

    Hacerlo en concierto supone otras connotaciones, te permite escoger canciones a tu gusto, propias o ajenas e interpretarlas con otro sentimiento, tienes al publico atento y predispuesto, con lo que tu única preocupación, si es que la hay, es no defraudarles.

     No obstante  con esto no quiero decir que no sea gratificante hacerlo en una vervena cantando por ejemplo "El Chiringuito", ver un campo de fiesta con dos o tres mil personas divirtiendose felices y deshinibidos lo és, como lo es hacerlo en un cabaret interpretando boleros, tangos y pasodobles (por lo menos así era en aquellos tiempos), y sobre todo saber que te estás ganando la vida con la única actividad para la que siempre has tenido vocación, profesión y oficio.